Medimos nuestras manos acariciando las palmas, recorriendo las marcas de estas, intentado aprenderlas como si fuese un mapa. Noto su energía en mí, quiero sentirlo por completo.
Arde mi cuello, pero él lo sofoca con sus labios, que suben temblando por la agitación del momento, viviendo la expectación del deseo de transmitirme su amor. De tu piel a la mía no existen fronteras, ya que siento tus yemas, aunque lejos estés, aunque existas solo en el recuerdo.
Tu saliva acaba cubriendo mi cuerpo, nutriéndolo como él lo necesita, dándome lo necesario para llegar mejor a la felicidad. Es más fácil rozarte y poder deslizarme, tu olor me sabe a los dos, a esa unión.
Agarrada con fuerza por ti, unida más que nunca, con un vaivén de sensaciones y movimientos que aceleran mi corazón, que también golpea mi pecho: él por dentro, pero tú dentro y fuera. Otra vida de sensaciones aparece cuando te doy la espalada, y es ahora a esta a la que le toca sentir el roce. ¡Cuántas vidas existen a tu lado!