La rosa roja ha marchitado y ahora vuelva la gaviota. Gaviota, que rima con...eso es lo que parece ser la gente que elige el sí o el no, el azul o el rojo, la rosa o la gaviota.
Ya parece que no vemos más allá, que no recordamos en las manos en las que nos llegaron antiguamente los grandes cambios, en manos dispuestas a tenderse y no a arrebatarnos la libertad a cambio de seguridad y unos ciertos "derechos y libertades".
Desmesurada rabia me provoca esa alegría de atracción de masas (entendiéndose masa como peyorativo: gente movida por el empujón del de atrás y porque sigue el culo del de delante), tan conseguidas en las tan recientes elecciones. ¡Qué grandes somos! el segundo plato de un engullidor que ni saborea lo que sus dientes trituran.
Cuanto desesperado/a, que se piensa que el cambio llegará desde arriba, y encima gracias a PP, el que no sé si sabréis, pero favorece la enseñanza clasista (claro caso el de Esperancita), favorece la sanidad privada, colegas de la Iglesia como empresa...y muchas más que deberían avergonzar a todo trabajador/a que lucha por llevar el pan a su casa, mientras los empresarios, a los que mayoritariamente el PP llena los bolsillos, están preocupados porque en vez de dos millones de euros de beneficio ganan uno.
¡Ohhh crisis crisis! a ver si además de vaciar carteras has vaciado cabezas!