miércoles, 17 de diciembre de 2014

Año 2215

Me despierto en mi habitación, me gusta la humedad que hay entre las ramas, muevo un par de poleas para que las ramas se habrán y dejen pasar un poco de luz, tomo un vaso de leche mientras mis padres me dicen que desayune algo más y deprisa me voy al claro con mis amigos y, en círculo, nuestro profe empieza a dar la lección:

-Hubo un momento que nuestro planeta parecía que se iba a morir, en realidad, empezó a morir. Aún lo recordamos como la extinción del s. XXI, hasta los científicos más optimistas creían que por lo menos el 30% del suelo se iba a desertificar y se iba a perder miles de especies de plantas y animales. Los países se enfrentaban entre ellos solo por tener el poder de los recursos naturales, para crecer, para desarrollarse lo llamaban ellos. El desarrollo era la única preocupación que tenían en la mente, hasta creían que era la solución para las desigualdades entre las sociedades... Gastaron un montón de recursos para que los países más pobres de la época se desarrollaran a la misma velocidad que ellos, acelerando la muerte de la Tierra. En ningún momento se les ocurrió que con tanto desarrollo basado en los recursos de nuestro planeta solo conseguirían acabar con él.

Las personas estaban totalmente obsesionadas con utilizarlo todo a todas horas, existía un consumismo desenfrenado. No os lo podréis creer pero... ¡Todo el mundo tenía que tener un coche en su casa! Todos los meses la gente tenía que comprarse ropa, y para comprarse ropa en los lugares más favorecidos la tenían que traer desde la otra parte del mundo, en donde la gente tenía que estar trabajando todo el día para que las otras personas pudieran comprar su ropa barata. ¡Qué locura! Lo mismo pasaba con los alimentos, había países determinados dirigidos a ser la huerta para todo el resto del mundo, produciendo en masa y estropeando la tierra...  Todo era individualizado, esas personas no estaban acostumbradas a compartir, pues para las empresas y negocios de la época les decían que teniendo más y comprando serían más felices... Y claro, teniendo para uno solo, teniendo más cosas que los demás. El objetivo de las personas de a pié era el de tener más cosas que los demás... Era un negocio redondo, mientras la gente más “humilde“ se peleaba por ser más que el de al lado, las personas más pudientes se seguían aprovechando de lo que los anteriores les compraban.

Todos los avances tecnológicos inventados por el ser humano estaban dirigidos únicamente hacia ese objetivo, la manera más efectiva de utilizar los recursos de la Tierra, sin darse cuenta de que desarrollarse solo era quitarle tiempo de vida a nuestro planeta.

Pero llegó un momento en que, de repente, en esa sociedad del consumo, hubo una revolución gigantesca. Supongo que os acordaréis de otras clases de historia. Entonces fue cuando empezó la Revolución de la Consciencia. Poco a poco la gente apostó por las energías renovables, por dejar de permitirse pequeños lujos que a la larga constituían grandes vertederos de plásticos, cartones y metales. Acompañando a esa revolución surgieron un montón de ideas para cambiar de vida, algunas de ellas todos las disfrutamos hoy en día. Comenzamos vivir en medio de bosques aprovechando la naturaleza sin estropearla para hacer nuestras casas. Los avances en la tecnología dejaron de estar en manos de empresas que su único interés era ganar más. Con la apertura de las patentes por fin conseguimos que pudiéramos tener comodidades sostenibles... Avances que entonces también eran posibles, pero estaban amordazados por las empresas a las que solo les interesaba vender y ponían fecha de caducidad a todos los aparatos y productos. Cuando pudimos acabar con esa lacra de la obsolescencia programada pudimos tener aparatos como estas pizarras táctiles que utilizamos nosotros ahora, que cubren todas las funciones que ellos tenían en móviles y ordenadores, y que ya que se actualizan solas no necesitamos comprar "últimos modelos" como hacían nuestros antepasados con cualquier aparato... También pudimos acabar de crear las famosas bobinas de Tesla, que en aquella época las conocían pero no las desarrollaron hasta su principal fin, dar electricidad a todos, gratis y sin cables. Esto, a vosotros, niños, os parecerá una tontería  pero con esos pocos avances hemos conseguido salvar el planeta.

También tenemos que aprender a valorar el cambio en la forma de ver los recursos a nuestro alrededor, ahora que entendemos tan bien que la propiedad es colectiva y que nada es en realidad de nadie pudo suponer el cambio más grande de todos, creeréis que la gente era muy avariciosa por querer todo para ellos solos, pero en realidad la gente no tenía otra forma de entender su realidad.


Al final la naturaleza no estaba tan estropeada como creían los científicos, en cuanto dejamos de producir tanto CO2 la madre naturaleza  volvió a repoblar nuestro planeta de bosques con gran rapidez.Nuestras ciudades ahora son muy distintas a las de entonces. Ellos hacían sus casas con hormigón y con materiales duros, mientras que nosotros, cosa que ya conoceréis, utilizamos los avances en la biotecnología para construimos nuestro hogar haciendo crecer un árbol  especial para que crezca en forma de casa. Así hemos conseguido que nuestro hábitat se comparta con otros animales, volviendo a lo que ellos llamarían una vida primitiva. Pero, ¿de verdad creéis que nosotros vivimos peor que ellos?



Mientras despierto me voy dando cuenta que es un sueño, un bonito sueño ¿verdad? Pues es eso, simplemente un sueño con el que creo que puede haber algo más detrás de esta sociedad del consumismo y del despilfarro, una sociedad basada en la desigualdad. Una sociedad en la que nuestras comodidades surgen de que en otros países se explote a la gente... De momento un sueño, pero esperando en que llegue un momento que esos que están arriba vean por fin que el mundo no existe única y exclusivamente para que ellos saquen sus propios beneficios, sino para disfrutarlo todos y entre todos.


P.D.: Lo siento, no es original... Pero lo he remodelado un poquito para entregarlo en un curso de Cooperación al desarrollo y aquí os lo dejo ;) A ver si vuelvo a escribir como antes!!

domingo, 15 de junio de 2014

¿Y cómo es?

Quien te atrapa, quien te engancha, quien te crea una necesidad desbordada, quien conoce tus virtudes, pero emplea contra ti tus miedos. Suele sorprender identificar a quien maltrata. La persona es persona, y por el hecho de que fuera de casa sea un encanto: ayude a las personas mayores a cruzar la calle; le arregle el enchufe al del quinto; sonría a la frutera; pague una ronda de cervezas a sus amigos...; esto no implica que siempre actúe del mismo modo. En el mundo de apariencias en el que vivimos, los trapos sucios siempre se han lavado en casa. Benditas paredes que a veces ayudan a esconder lo más bochornoso que pueda emanar el ser humano. Benditas para quien quiera guardar una imagen. Aun así, todo acaba saliendo a relucir.

Los vecinos comentan: "pero, con lo majo que era, es que no me lo esperaba"; "ay, no me lo puedo creer, siempre había sido una pareja muy feliz". Seguimos sosteniendo una venda en los ojos enorme. Los gritos en el portal suenan a riñas cotidianas; los semblantes serios o tristes pasan desapercibidos por una sociedad que no desea pararse a mirar el problema que subyace. Pasar la violencia por alto es consentir la violencia. Escuchar cómo él manda callar a su pareja mientras entablabais conversación: "¡tú te callas!"; "¡esta es mi casa y aquí mando yo!". Ella baja la cabeza y ya no interviene más, mientras tú has presenciado la humillación y por no entrometerte también te has callado. "Son cosas suyas", pensará alguien; "seguro que se lo ha dicho porque estaba enfadado y no ha sabido controlar su genio", opinarán otros. Sin embargo, cuando estas escenas nunca van aisladas, cuando el gesto es agresivo y ofensivo, no hay tolerancia o silencio que valga. Es hora de despertar, de mirar a la realidad con los ojos bien abiertos y concederle el turno a la mirada crítica.

Es sencillo, por así decir, explicar una relación de maltrato. Imaginad una gráfica. Imaginad picos muy elevados ascendentes y otros declives muy bajos. Es un círculo, una cadena que lleva de una subida a una bajada y de una bajada a una subida. Situemos la relación en un punto inicial. Todo es especial, te sientes tan querida; te dice que eres suya, sí, suya, y tú en ese momento no lo tomas como si fueses una posesión suya ni mucho menos. A pesar de todo, pronto irás siendo consciente de que el "ser suya" era algo literal. Te empezará a dejar caer lo que más le gusta y lo que menos de manera un tanto repetitiva. Te gastará bromas, que más tardes se transformarán en insultos y desprecios. Otro de los "tópicos" en el maltrato es que hagas lo que hagas, él verá que lo has hecho mal. Hoy no le has llamado, le resultará un atropello, te lo repriminará como si se tratara de un crimen; al día siguiente, le llamas sin parar y no te coge. Entonces te dirá que por qué le llamas tanto, que si es que no te fías de él, que si le controlas..Esto es un ejemplo, pero las contradicciones pueden ser incluso más estúpidas.

En definitiva, yo quiero decir un refrán que para mí tiene mucho sentido en la actitud que toma un maltratador/a: "se cree el ladrón que todos son de su condición". Al verse él tal y cómo es, se cree que su pareja va a actuar del mismo modo rastrero e hipócrita. Si él es infiel, creerá que su pareja también se lo es; si es celoso, pensará que su pareja también lo es. Esto puede llevar a la persona maltratada a creer que está loca, porque parece que haga lo que haga está mal, incluso llegará a plantearse que la culpa de todo la tiene ella por no comprender lo que la otra persona quiere. El sentimiento de culpa es otro tema que trataré más adelante.

lunes, 9 de junio de 2014

Nunca más

Hay moratones que no se dibujan en la piel, pero sí en la persona. Insultos que no rompen huesos, desprecios que no sangran, humillaciones que no se hinchan. Nos enseñan a identificar la violencia, sin embargo, casi siempre la parte de más profundidad se olvida. Aquello que no tiene marca parece que no se ve. Debajo de una sociedad que se viste de morado para repudiar la violencia de género, se esconde el: "algo habrá hecho"; "qué tonta, pero no se daba cuenta"; "no entiendo cómo no lo ha dejado antes". Queda mucho por intentar comprender, por trabajar con toda una sociedad llena de tópicos y tradición. Es gracioso cómo se ha extendido esa grandiosa frase que pretende definir al siglo XXI: "nacimos en un tiempo en que si algo se rompía, se arreglaba, no se tiraba a la basura". Esto fue la contestación que pronunció una mujer al preguntarle por su longevo matrimonio. En mi opinión, esta frase ha pretendido definir a lo que hoy en día sucede en el amor, pero más bien yo lo aplicaría a la filosofía neocapitalista con su pasión por generar objetos de obsolescencia programada, sin embargo, este es otro tema. En lo referente al amor diré que si algo no tiene posibilidad de arreglarse, mejor tirarlo, más aun si esa quiebra en la relación está causando dolor.

Tenemos una idea del amor equivocada. La idea romántica está destrozando la palabra amor. Muchas personas opinan firmemente que sufrimiento y amor han de ir de la mano, de no ser así eso ya no se consideraría "amor verdadero". Curioso término por otro lado. ¿Qué hay de verdadero en la vida más allá de que la vida es vida? ¡Qué manía! Demasiadas veces, por demostrar el sacrificio ante ese amor, se ha perdido libertad personal. Pero, ¿dónde empieza la libertad y dónde acaba la restricción del amor? Para esta pregunta habrá millones de percepciones, pero aquí la mía es que lo más sano es quererse libre, sin perder el respeto que cada pareja haya acordado de manera ecuánime.

La posición social de la mujer como madre, como salvadora y zurcidora de desastres ha causado estragos. Antes, como bien dice la mujer de la famosísima frase, las relaciones no se podían romper, no debían romperse. Tú hasta morir con la misma pareja. La palabra clave era: AGUANTAR; esto era a lo que se debía dedicar en gran parte la mujer. Mientras su marido hablaba, ella callaba, cuando él decía, ella contestaba "amén". Hemos llegado a una época, en la que a pesar de las desigualdades de género, ahora hay más conciencia por parte de la mujer para decidir qué quiere, sin tener que bailarle el agua a su marido para que todo fuera "correcto". Si las relaciones se rompen es porque algo va mal, si antes esto no era tan drástico se debe al pensamiento tradicional tan generalizado, aún muy arraigado. Los insultos se pasaban por alto, los desprecios podían ser el pan de cada día y nadie explotaba. Ahora llega el momento de estallar, de denunciar los abusos machistas, de no callarse y hablar con claridad, de darse cuenta de que la libertad personal es compatible con una relación de respeto. Para complacer no hace falta someterse, para ser feliz no hace falta sufrir, para tener pasión no hace falta rabia...

La historia continuará.