Nunca estuvo tan cuestionada la realidad, al menos, por mi parte. Siempre polemizando todo lo referente a los límites, sobre todo, dudando de los míos. Ahora más que nunca, nunca la realidad me cuestionó tanto. Es como un vivir alucinando, pensando que la forma de vida se ha distorsionado, los colores se mezclan y no alcanzo a ver el blanco. La piel me arde, como si la temperatura hubiera sufrido también una pérdida de parámetros, de axiomas, como si vivieran en ignición.
Ya es tarde y pronto. Resucito cada día, de las cenizas, o menor dicho, del polvo. Soy ácaros, soy partículas, soy vida que se desprende para unirse y formar un nuevo yo. No sé si diariamente, no sé si cada sesenta segundos.
domingo, 10 de mayo de 2020
lunes, 17 de febrero de 2020
Dejé de escribir
Con 15 años descubrí esa herramienta que me permitía gritar,
gritar al mundo y a nadie. Gritarme.
Gritar todas las desigualdades que percibía del mundo y
gritar con todo el entusiasmo como debía de cambiar el mundo. Pregonar con
todas mis fuerzas todo lo que debía ser y lo que estaba mal.
Que claro lo tenía, que fácil era encontrar esas palabras a
través de las que podía plasmar ideas, expresarme.
Esa facilidad se fue diluyendo con los años, de fueron
acabando las ideas sobre lo que clamar y el mundo se fue haciendo poco a poco
más complicado. Y yo... Deje de plasmar ese mundo y esas ideas en negro sobre
blanco.
Hace diez años que comenzamos este blog, quiero a este
conjunto de palabras de adolescentes como un pequeño, brillante y valioso
recuerdo de cómo fue mi adolescencia. Tengo la suerte de haber dejado aquí mis
pensamientos, y de poder volver a ellos cuando yo quiera.
A lo largo de esos diez años los pensamientos han ido
complejizándose y para mí cada vez era más difícil plasmarlos en palabras. El
mundo seguía abriéndose ante mi, seguía siendo un mundo que no confortaba pero
que, poco a poco, iba asumiendo su razón de ser.
Y es que en mi manera de escribir, en la que siento cómodo a
través de una aguda literalidad, la complejidad hace que la escritura se vuelva
farragosa, las aristas de esa realidad compleja hacen que haya muchos más
detalles que explicar. Esa complejidad de las ideas que iba desarrollando
supuso que escribir fuera mucho más complejo para mí.
Y aquí estoy, ¡justificando por qué mi vagancia hizo que
dejará de escribir! Al final, y al principio, no hay mucho más. Lo que siempre
he tenido claro es que la actividad de plasmar mis pensamientos por escrito me
ha ayudado siempre a definirlos y delimitarlos. Me ha ayudado a ordenar mis
reflexiones y empujado a tener otras nuevas. Y dejar de escribir, por lógica,
también me ha provocado dejar de reflexionar de la manera que hacía antes.
Somos personas distintas que hace 10 años, hemos crecido en
muchas cosas, y que sin embargo, ahí queda algo de lo que sentir nostalgia,
como si lo hubiera perdido. A lo largo de estos últimos años varias veces me he
dicho que volveré a escribir, y no sabía por donde empezar.
Hoy he vuelto a empezar
sábado, 1 de febrero de 2020
Recursos sin uso
No actúa con el acto de acción.
Soporta el sopor de lo insoportablemente soporífero.
Hasta con todo hastiada se debasta harta.
Agarra con garra lo que la agarrota.
Consciente de la subconsciencia de su inconsciente.
La demencia de la mente es inmanente.
Soporta el sopor de lo insoportablemente soporífero.
Hasta con todo hastiada se debasta harta.
Agarra con garra lo que la agarrota.
Consciente de la subconsciencia de su inconsciente.
La demencia de la mente es inmanente.
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