viernes, 25 de enero de 2013

Va siendo tarde

Ha perdido la oportunidad. Sus continuos descuidos marchitaron las expectativas de perdón o compensación. Su lucha por conocer a las que dejó atrás se pierde, le vence su orgullo y pasividad. Es imposible no sacar un minuto al día para dedicárselo a quien deberías, porque siempre hay tiempo si se quiere encontrar.

Su figura cada día más inexistente tampoco empezó siendo de color intenso. Participó de manera efímera en los hechos que encadenan nuestras vidas. De tal modo que el hecho de que él se aleje de manera definitiva, no es tampoco un cambio drástico, ya que nunca estuvo, así que tampoco sabemos qué es echarlo en falta.

Solo sé que las oportunidades brindadas ya se han roto, que yo no saldré de mi papel para acercarme a él. Es su turno y no ha cogido ni tan si quiera el número. Esperar logros sin esfuerzo es como sentirse rico por tener dinero. Los vínculos de sangre no tienen por qué dar prioridad, no tienen por qué atar lo que nunca estuvo unido. Sin trabajo no hay recompensa, como también sin dedicación no hay cariño.

¡Alto! Ni un paso más hacia delante. Le toca caminar a él y ya va siendo tarde, tal vez nunca llegue a coger un tren que ya comenzó su viaje hace tiempo, y que no está dispuesto a reducir su velocidad para facilitar el acceso a quien ni tan si quiera corre tras él.

martes, 8 de enero de 2013

Crece feliz

Va a pasar. Es inevitable. La vida no es estática. Creces. Miras al espejo y algo cambia.

No me asustan las cifras, ni las canas, ni las arrugas, todo ello son señas de que has sobrevivido, de que sigues vivo y tienes heridas de guerra: aprendizaje hecho señal. No puedo pedir nada más, porque es que no quiero ni imaginar algo mejor a lo que tengo, sería desprestigiar mi presente, que es lo que hoy vale para mí. El futuro cuando llegue podrá hacerse valer, pero hasta entonces habrá de esperar.

Ahora que me salen las muelas del juicio y que voy a cumplir una edad significativa podría ser hora de...¡uy! pero, ¿qué iba a decir? No, no, Laura calla calla, que los cambios vienen solos, algunos de improvisto y otros evolucionando, como la estupidez mundial. Si crecer no son solo los centímetros, crecer son experiencias, que muchas veces no sirven de nada, porque acabamos tropezando en la misma piedra de la que tuvimos que levantarnos. Todo muy paradójico, sí, pero ya se sabe que el ser humano es impredecible: la caga cuando menos se lo espera (jajaja).

Nada de lo que preocuparse por cumplir años, peor sería no cumplirlos y privar a tus sentidos de millones de sensaciones nuevas que te depara el tiempo.