La crisis siempre ha sido una carta blanca para la
manipulación de las situaciones por parte de todos los frentes (gobiernos,
medios de comunicación, planteamiento de cambios sociales, etc.), es decir,
todo el mundo intenta imponer su perspectiva en una compleja situación que
nadie acaba de entender en toda su extensión.
Por ejemplo podemos observar la crisis alemana referente a
la ascensión de los nazis al poder. En esa situación fueron ellos los que se
aprovecharon de un país embargado por perder la primera guerra mundial y en el
que prácticamente toda la población pasaba hambre. Así pues, con la promesa de
mantener la paz social y una relativa seguridad sobre los “Alemanes”, se
justificó la subida al poder de Hitler y se permitieron todas las atrocidades
que todos conocemos.
Ahora mismo también estamos inmersos en otra crisis. Aunque
ya hayan pasado casi 100 años, y la situación anterior nos parezca muy lejana
no podemos distraernos ni un minuto, pues nuestra situación, analizándola
profundamente tampoco es tan lejana. Me explico: En una sociedad que los
últimos cambios históricamente (desde los 70 – 80) se han visto dirigidos hacia
la precursión de los derechos ciudadanos, laborales, pensiones, etc. Estos
cambios en el resto de Europa se dieron a mediados de siglo, pero ya hacia
finales del siglo esta dirección de occidente cambió de rumbo, teniendo cada
vez más en cuenta el neoliberalismo, el derecho a la libre circulación del dinero
para impulsar así la economía.
Estos cambios hacia el liberalismo se siguen dando, tanto en
España como en el resto del mundo occidental (y aún más en cuenta podemos tener las grandes potencias asiáticas), demostrando así la sumisión de los
estados a las entidades supranacionales, como el BCE y demás instituciones,
siendo en unos países más o menos cuestionados.
Nuestra crisis actual de recesión económica ha dado la
excusa perfecta para que el gobierno (bastante atrasado en las medidas
neoliberales comparándole con nuestro ejemplo por excelencia, Alemania) ponga
en marcha el bombardeo de medidas anticiudadanas que acaba con todos los
esfuerzos por los derechos que se han hecho en menos de treinta años en este
país. Este ataque a todo el esfuerzo empleado por la ciudadanía no ha visto
ningún obstáculo o enfrentamiento por parte de la ciudadanía debido a que los
medios de comunicación, los gobiernos y la situación de a pie han trasmitido
que hace falta un importante cambio, pasando a segundo plano en qué consiste
ese cambio y qué podemos perder con él.
Sin embargo, parece que la sumisión de la ciudadanía no va a reinar mucho tiempo más, pues los movimientos sociales últimamente demuestran que estas personas no quieren que el gobierno decida por ellos, sino que a estas personas también les interesa formar parte del cambio.