sábado, 20 de octubre de 2012

Nos cercan y somos nosotros quienes les dan las vallas.

No hay límites entre fronteras capaces de retener mi persona, ni cadenas sociales que perturben mi esencia. Decir que vives en un lugar cercado arranca directamente las alas que liberan, que no te sitúan en un lugar concreto. Para qué poner nacionalidad a un mundo tan inmenso, para qué querer clasificar a otro animal más que vive esclavizado entre sus sueños. Centralizar todo a una sola manera de mirar es destruir lo que nos diferencia a cada una, cada una de las personas que forman una humanidad deformada.

No sé la clase de transgénicos que se nos quiere dar a tomar para lograr algo superior a lo actual, pero, ¿superior para quién, mejor para qué? Lo homogéneo es más fácil de controlar, por lo que obtener un beneficio es todavía más sencillo de esperar. En lugares heterogéneos hay que tener más cuidado dónde pisar, ya que no siempre el suelo que se pisa es igual. Esto es lo que se promueve: igualar al ser humano para que sea más fácil de manipular. Tal vez "igualar" no sea el término correcto, ya que los de arriba se quedarán con la suma y el resto de esta cuenta en la que nadie posee voz ni voto-ni voto digo, porque elegir a un representante político actualmente es lo mismo que buscar al menos mentiroso de los que forma el concepto de la mentira; así que votar es para no ser representado-. Igualar en el sentido de clasificar unos criterios como los válidos y así rechazar otros, que seguramente coincidan con los minoritarios. Las pautas que sirven son las que proporcionan los entes de poder, así que para ser "el mejor" y "muy super guay" el modelo ideal de vida que vale es el del más pudiente (económicamente hablado, está claro). Esa, justo es esa la filosofía que se pretende llevar a cabo. De esta forma las gentes se pelean por intentar llevar un estilo de vida, que solo puede ser saludable para el mundo, si únicamente lo poseen unos pocos. De no ser así y poder vivir todos al mismo nivel que los poderosos, el planeta ya se hubiese destruido hace tiempo.

Dejarse encasillar es perder un universo entero. Importa de dónde eres, tu religión, tu cultura, tu estado civil...todo lo que te encaja en un grupo u otro, en un sistema, en un listado. El mundo está dividido desde que casi se conoce, pero el ritmo con el que se está fracturando aumenta sin control, haciendo que las diferencias entre las personas sean cada vez más abismales. Se consigue que haya discriminaciones por concepciones de superioridad o inferioridad y esto hace que las masas se segreguen perdiendo fuerza. Los intereses de estos lugares donde vivimos nos frenan para lograr los propios objetivos de una humanidad plural, no siempre reñida, no siempre tan desequilibrada.


martes, 16 de octubre de 2012

Sé valiente, pero siente miedo.

La valentía reside en el interior de muy pocos, pero por fuera muchas veces sí que parece asomar. Esta es una valentía más bien embaucadora, ya que vive de apariencias que siguen conviviendo con el miedo; se finge que se han disipado los temores.

Quien contenga la falsa llegará a su casa y no querrá salir de ese fuerte que ha montado para sí mismo; lejos de los peligros, de los retos, de las dificultades...todo eso que hace creer no importarle cuando se halla frente a frente con los demás. Los valientes pueden tener miedo. Lo más osado es reconocer que se tiene, porque es entonces cuando se puede afrontarlo o vivir con ello. A libre elección se queda.

Imagino vivir temerosa, que muchas veces lo soy, pero no dudo un momento en actuar libremente, en no dejar que me paralice y moverme. Corro para desengrasar los músculos, me enfrento al viento que tantas veces sopla en contra. A pesar de todo, ahí sigo, esperando nuevas sorpresas en el camino, sin el miedo como elemento perseverante, solo como algo esporádico: una idea que viene y se va de mi cabeza. Pero es que...¿acaso no es bueno tener miedo? Ello implica que la vida te importa, te importas tú, tus actos, ¡¡eres humano!! No navegas sin rumbo, sin preocuparte: tienes consciencia.

La cara oscura del temor se encuentra en que a veces te puede manipular. Cuando te condiciona para actuar de forma natural, ahí, es ahí el momento de batirse en duelo y demostrarse a uno mismo que se puede vencer una batalla contra lo abstracto, contra algo que no tiene límites, solo los que tú mismo quieras fijarle. Los sentimientos siempre son desmedidos, no hay número que los cuantifique, sin embargo no podemos evitar vivir sometidos a ellos en ciertos aspectos. La cuestión es el grado, la intensidad con la que queramos apreciar cada uno de esos sentimientos.

En pocos momentos deberíamos dejar que unos se superpusiera a otros anulándolos, pero como bien he dicho antes, en la gran mayoría de las veces no podemos atar unas emociones y soltar otras que vayan acorde a la situación.

¿Qué sería la vida sin un poco de desmesura tanto positiva como negativa? Pues una utopía alejada de lo que son los seres humanos: persona impredecibles, racionales, pero también sentimentales.

lunes, 8 de octubre de 2012

Claridad

Nuevas situaciones hacen enfermar, considerar que no se vive seguro en este lugar. Aquí se superpone la razón al corazón y el dinero a las personas. Es difícil encontrar la cura, frenar las grietas que son causadas por decepciones. Nacemos, no importa el morir ahora, tampoco lo hará después. Las alegrías llegan en menor cantidad aquí, por el contrario son más intensas, se viven con mayor plenitud, ya que por una vez la oveja negra es la que eclipsa a las demás. Lo diferente ahora sorprende, antes asustaba. Cómo cambian los tiempos, qué poco las personas. Parece que la historia haga al ser humano, no que sea el hombre quien escriba la suya propia. Muchos retrocesos; todo un ciclo, sí señor. Tan cierto es aquello de que "el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra".

Mira que aquí se golpea al burro que no camina, aun así este ni continua su rumbo ni se encabrita pegando coces. De esta forma cómo no nos van a conseguir paralizar, si es que somos nosotros mismos los que de nada queremos tirar. Hay responsabilidades, actos que hay que pagar por antes haber ignorado, pero una vez que la verdad sale a la luz no vale con un "es cierto"o "¿cómo no lo hemos visto antes?

Rendirse a un presente no logrará un futuro y hará que el pasado se haya vivido en vano.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Un tesoro

La amistad es un continuo, no siempre con la misma frecuencia ni el mismo grado, pero sí con la presencia constante. Ausencia de palabras que se llena con abrazos, por ejemplo. Nunca vacío, tal vez ausencia, pero nunca soledad. Gira los ojos que no ven hacia el interior, busca consuelo en recuerdos, pero no las respuestas, esas han de salir por tu propia boca, no de la ajena. Apuesta por esos recuerdos que siguen durando, ya que si se han grabado ha sido por algo: aprender, encontrar, recapacitar, amar, sufrir...

Apostar esta vez a lo seguro; confiar en las personas que son fijas en tu vida, unas que llegaron hace años, otras que no hace ni un mes que conoces. La amistad no tiene calidad por duración, aunque también, sino por compromiso y sobre todo acciones que la confirmen. A veces el tiempo es engañoso enemigo, imán de la comodidad y la rutina, que a su vez pueden llevar a la confianza de que la amistad siempre estará ahí sin tal vez prestarle la atención necesaria. No os fiéis por lo tanto, que la planta que no se riega acaba por secarse aunque le lleguen rayos de sol lejanos.

Llega de repente una llamada. Alguien que no esperabas. Se ha acordado de ti, quiere saber qué tal estás. No conozco mayor regalo que uno que sea inesperado, cargado de ilusión. Tan solo una corta llamada puede esconder millones de sentimientos. Depende de cada persona, pero conocemos a todas: descuidadas, ocupadas, independientes, mimosas, comprometidas, espontáneas, insistentes, tímidas, desconfiadas...Por lo que no es necesario marcar las "leyes para ser un buen amigo/a", ya que cada persona lo va a manifestar de manera diferente. Sin embargo, puede pasar que el que tira del carro para no perder el tesoro de la amistad pierda su fuerza, sus ganas de seguir manteniendo algo que solo se sustenta cuando él se acerca.

Lo que se quiere hay que cuidarlo, cada uno a su manera, sin preocuparse de cambiar por condescender, ya que los amigos tenemos medida la personalidad de esa persona a la que tanto queremos. A pesar de esto, puede llegar esa gota que colme el vaso; no dejemos abierto el grifo locamente porque un día tal vez no salga más agua.