miércoles, 23 de octubre de 2013

Educación y no sometimiento

Las restricciones son cada vez mayores. Volvemos a los tiempos de quien quiere un derecho paga por él a un precio cada vez más alto. La educación pública que tanto costó lograr, hoy se ve maniatada por leyes dictaminadas desde un parlamento desigualitario, indigno de un "sistema democrático". Es vergonzoso el hecho de cómo un partido político que propone una nueva legislación, en seguida, la tiene en bandeja debido a su mayoría absoluta. Seguimos dormidos, y el día que despertemos la caída será peor.

Miro mi carné universitario, ¿y qué veo? El nombre de una entidad bancaria. Está claro que aquí nuestras universidades son enseñanza no obligatoria, y por tanto ha de salir el dinero de nuestro bolsillo (cuestión también discutible), pero ¿a qué precio? Los salarios bajan y los impuestos suben. Algo insostenible, y más para aquellos quienes han de renunciar a estudiar porque no tienen medios para costearse una carrera que podrían haber sacado. El hecho de que el dinero haya llegado a condicionar a la educación es muy triste, muy muy penoso. Si hablo de la educación centrándome más en lo relativo a la universidad es porque se trata de algo que yo vivo y que conozco de manera más próxima. Pero no me hace falta situarme en los institutos o colegios para saber también que estos recortes, que cada día se llevan más a cabo, están consiguiendo que haya aulas abarrotadas o dificultades para comprar el material escolar entre otras consecuencias. Por no hablar de la injusticia que se crea variando tanto los planes educativos, haciendo que los libros que yo empleé el año pasado ahora no le sirven a quien cursa esa asignatura este año.

¿Dónde se esconden aquellxs profesorxs que despotrican contra el sistema educativo en clase, y que más tarde no se les ve enzarzarse con "los de arriba"? Pero luego nadie quiere meterse en política, y la triste verdad es que la política, sea de la clase que sea, nos condiciona a todos de manera inimaginable. Por eso, a la mínima oportunidad que se presente de poder manifestar física y verbalmente una disconformidad hay que aprovecharla. Una voz acallada hoy será otro derecho perdido mañana.